La jornada celebrada en el Parlamento Vasco el pasado 18 de noviembre no pasará desapercibida en el futuro. Organizada con mimo desde hace meses por ALDEE, fue sin duda una excelente forma de celebrar los 15 años de la Ley de bibliotecas de Euskadi, pero en realidad fue mucho más. Debía ser mucho más y lo fue.
Más allá de la reivindicación del colectivo de profesionales que agrupa ALDEE en favor de la aplicación práctica de la ley vasca de bibliotecas, desde mi personal punto de vista, la Jornada del pasado 18 de noviembre supone sin duda un punto de no retorno de la acción profesional del colectivo bibliotecario que se inició en el Senado el pasado mes de abril.
Tal y como allí argumentamos, los profesionales de las bibliotecas venimos a sumar y a proponer soluciones desde nuestra mirada transversal y global de la sociedad; desde las grandes ciudades a los más pequeños municipios siempre pegados al territorio y a los ciudadanos.
Hemos decido hacernos oír donde se toman las decisiones y que los responsables administrativos y políticos conozcan qué son las bibliotecas en el siglo XXI, qué potencial tienen para la sociedad y que los profesionales están aquí dispuestos a ponerse al frente del reto.
Dispuestos también a exigir el cumplimiento de los derechos de acceso de todos los ciudadanos a bibliotecas de calidad en todo el territorio y condiciones laborales, y alzar la voz cuando esto no se cumpla.
La sociedad de la información y del conocimiento no puede permitirse el lujo de no poner en un lugar preeminente a las bibliotecas públicas y sus profesionales como sustrato esencial sobre el que construir cualquier futuro más equitativo y próspero basado en la calidad de sus servicios
públicos; principal seña de identidad del hoy tan vapuleado estado del bienestar. De todo ello se vivió un excelente ejemplo práctico en el Parlamento de Vitoria-Gasteiz el pasado 18 de noviembre.
Cumplir los parámetros de calidad arriba indicados se consigue de diferentes maneras en función de cada territorio y su realidad previa. Euskadi, sin duda, necesita una red real de lectura pública basada en la exigencia y el cumplimiento por parte de los municipios de unos estándares actualizados de calidad del servicio y que estos sean definidos con la participación de todos los actores implicados. Hablamos de un mapa actualizado de bibliotecas, vinculante de cara a las inversiones que se realicen y que sea acordado en el seno de un Consejo Asesor de Bibliotecas activo, plural y ejecutivo.
Conseguir sensibilizar a los responsables políticos de Euskadi sobre la necesidad de adaptar los procedimientos y modos de hacer actuales a una nueva forma de trabajar sin necesidad de mayores reformas legales, creo que quedó de manifiesto el pasado 18 de noviembre en el Parlamento Vasco y quedó asimismo en la agenda de los representantes tanto del Gobierno Vasco como de los distintos partidos políticos que allí acudieron, asistieron y participaron.
Muchos parlamentos autonómicos deberían seguir el ejemplo del Parlamento Vasco, que mostró una cercanía y una sensibilidad que es necesario poner de relieve y que engrandece sin duda a la propia institución. Del mismo modo, otras asociaciones y colectivos deberían seguir el ejemplo y la visión de futuro que está demostrando ALDEE con iniciativas como la del pasado 18 de noviembre en el Parlamento Vasco.