En los últimos meses hemos recibido varias consultas relacionadas con la gestión de las ofertas de trabajo que llegan a nuestra asociación para ser difundidas entre nuestros socios/as. Este asunto, recurrente pero lleno de matices y desafíos, nos lleva a plantearnos cuestiones fundamentales:
Estas preguntas no tienen respuestas sencillas, y por ello queremos abrir un periodo de reflexión previo a la Asamblea General Anual, donde se decidirá qué postura adoptaremos como colectivo ante estas situaciones.
A continuación, compartimos un texto titulado "Una militancia agotadora", que busca servir como punto de partida para el debate. Este escrito recoge los desafíos, dilemas y posibles propuestas que podríamos considerar en torno a la gestión de ofertas laborales. Os animamos a leerlo, reflexionar y compartir vuestras opiniones para enriquecer el debate.
El objetivo es que, en la Asamblea General, podamos votar una postura consensuada que refleje los valores y las prioridades de nuestra asociación.
Una militancia agotadora: entre la defensa colectiva y la autonomía individual
En nuestro colectivo de archiveros, bibliotecarios y documentalistas, la defensa de valores éticos y condiciones laborales justas es uno de los pilares fundamentales. Sin embargo, el manejo de ofertas laborales que carecen de transparencia o parecen no cumplir con estándares dignos plantea un desafío que va más allá de las buenas intenciones.
Recientemente, hemos debatido cómo actuar frente a una oferta laboral que no incluía detalles esenciales como la categoría profesional o el tipo de puesto. Este caso, aparentemente anecdótico, ha vuelto a poner sobre la mesa un dilema recurrente: ¿debemos actuar como garantes de la calidad de las ofertas que promovemos, o es mejor dejar que cada profesional decida por sí mismo?
La complejidad de evaluar ofertas laborales
Decidir si publicamos o no una oferta no es un acto neutral. Implica un ejercicio de evaluación que, a menudo, está fuera de nuestro alcance como colectivo. Esta tarea conlleva varias problemáticas:
El riesgo de decidir por otros
Un aspecto especialmente delicado es cómo nuestras decisiones pueden ser percibidas por los profesionales a quienes representamos. Decidir no publicar una oferta porque no la consideramos digna puede tener un impacto negativo en aquellas personas que, estando en situación de desempleo, podrían valorarla como una oportunidad válida.
Es fundamental recordar que, aunque como colectivo podemos señalar las ofertas que consideramos problemáticas, la decisión final debe corresponder siempre a los profesionales que buscan empleo. Nuestra labor no puede sustituir su capacidad de evaluar, ponderar y decidir si una oferta, pese a sus limitaciones, se ajusta a sus necesidades o expectativas.
Un enfoque en positivo: resaltar lo bueno, no excluir lo imperfecto
En lugar de centrarnos únicamente en descartar ofertas que consideramos problemáticas, podríamos trabajar como colectivo en desarrollar un enfoque que valore y promueva las buenas prácticas laborales en el sector. Estas cuestiones son delicadas y merecen una reflexión profunda, así como un posicionamiento claro frente a las empresas del ámbito.
Algunas propuestas a adoptar serían:
Estas acciones, todavía una hipótesis de trabajo en función de lo que decidan los socios en asamblea, podrían irse en herramientas valiosas para mejorar las condiciones laborales y construir un diálogo constructivo con las empresas.
El rol del colectivo: facilitador, no juez
Nuestra función principal debe ser la de facilitar herramientas y promover estándares éticos, entendiendo que la defensa de la profesión también incluye un posicionamiento claro contra la desvalorización de nuestro trabajo. Permitir que se difundan ofertas que infravaloran nuestras competencias o ignoran los convenios colectivos no solo afecta a quienes buscan empleo, sino que también debilita nuestra imagen profesional y contribuye a perpetuar dinámicas laborales que desprecian la importancia de nuestra labor.
Al mismo tiempo, debemos tener presente que no nos corresponde juzgar qué oportunidades son válidas para cada profesional. Como colectivo, nuestro papel no es decidir por otros, sino garantizar que tengan toda la información y las herramientas necesarias para tomar decisiones informadas, respetando siempre la diversidad de circunstancias y perspectivas.
Reflexión final: una militancia responsable y sostenible
Gestionar las ofertas laborales es un ejercicio delicado que pone a prueba nuestras capacidades y nuestra cohesión como colectivo. A menudo, exige más tiempo del que disponemos, nos confronta con nuestras limitaciones formativas y nos lleva a asumir un rol que no es el nuestro. A esto se suman las tensiones internas en la junta, donde las perspectivas pueden ser tan diversas como legítimas.
Ante este escenario, es fundamental recordar que nuestro compromiso ético no debe estar reñido con la sostenibilidad de nuestras acciones ni con el respeto por la autonomía individual. Ser "agitadores" no significa imponer decisiones, sino fomentar el debate, construir puentes y promover un cambio positivo.
Por ello, invitamos a todos los miembros a reflexionar sobre este tema en nuestra próxima asamblea. El desafío no es menor, pero juntos podemos encontrar un modelo que combine nuestra militancia ética con la realidad diversa de los profesionales a quienes representamos.
Por un colectivo que inspire, facilite, combata la desvalorización de nuestra profesión y respete siempre la libertad de decisión de quienes buscan empleo.
Gracias por vuestra implicación.
Junta Directiva de ALDEE